RETRATO DE DORA MARIA CON CANDIL
(Gioconda Belli)
Cuanto me alegra que, a pelo de la muerte,
esta mujer escogiera no morirse.
Me era imposible imaginar
la reunión sin ella
sin su voz extendiendo la mano a la ironía
o alargándose hacia mí
tras el encuentro casual,
contenta sin decirlo,
como quien no quiere la cosa,
como quien no termina de creer que se la quiere
sin querer nada de ella.
Espero que no le quepa ya duda.
Trece largos días sin más alimento que sal a puñados y agua
bajo el inclemente sol de una Managua invernal
castigada por diluvios crepusculares,
y, sin embargo, nunca estuvo tan alimentada
de manos saludándola
y ojos que le rendían sus ocultos sombreros.
La delgada mujer irradiando la estirpe
de cuando la vimos por primera vez en la fotos:
boina y pañuelo rojinegro al cuello
grácil el movimiento
-una bailarina de la liberación nacional
con los pies bien puestos sobre la tierra-
sus ojos sin sombra de duda
la voz bien asentada y proyectada
desde una garganta sin estorbos entre la conciencia y el corazón.
Ni la mitad de la vida, ni las canas
borran aquella imagen suya,
que marcó la historia nacional
con una presencia femenina tan ágil y fulminante
como la del más pendenciero,
el que se erigió en símbolo,
sólo para descender
por la escalerilla del avión
y quedarse estancado para siempre
en la sala de espera de la grandeza.
Dora María salió del recuerdo airosa y alzada en andas
sobre los brazos que de nuevo la reconocieron,
o sobre los que, sin haberla conocido,
le encontraron el parecido indiscutible
con la heroína aquella de los cantares de gesta
cuyos ecos verdaderos son como heridas viejas
que duelen cuando el corazón humedece;
esas líricas canciones prediciendo el claro porvenir
que aún da vueltas sin amarras por el cielo
como un amanecer a tientas.
Tuvo que salir ella a llamarlo al descampado
urgirlo a que se posara en el mero centro de nuestra ciudad
en la guerrilla de su hamaca maltrecha
en el candil de su hambre
a señalar el camino que hemos de andar de noche
para entrar a saco
al día de nuestra esperanza postergada.
Gioconda Belli
17 de Junio de 2008
Gioconda Belli es poeta y novelista nacida en Managua, Nicaragua. Participó, desde el año 1970 en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza, como miembro del Frente Sandinista. En 1978, obtuvo el Premio Casa de las Américas (Cuba) por su libro “Línea de Fuego. En 1988, publicó su primera novela “La Mujer Habitada” que obtuvo el Premio de la Fundación de Libreros, Bibliotecarios y Editores Alemanes y el Premio Anna Seghers de la Academia de Artes de Alemania, en 1989. En 2002 ganó el Premio Internacional de Poesía Generación del 27 por su poemario, “Mi íntima multitud”. En 2005, publicó “El Pergamino de la Seducción” (2005) su cuarta novela y en Ocubre de 2006, ganó el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla por su poemario “Fuego Soy Apartado y Espada Puesta Lejos”. En 2008, su novela “El Infinito en la Palma de la Mano” ganó el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral en España.
(Gioconda Belli)
Cuanto me alegra que, a pelo de la muerte,
esta mujer escogiera no morirse.
Me era imposible imaginar
la reunión sin ella
sin su voz extendiendo la mano a la ironía
o alargándose hacia mí
tras el encuentro casual,
contenta sin decirlo,
como quien no quiere la cosa,
como quien no termina de creer que se la quiere
sin querer nada de ella.
Espero que no le quepa ya duda.
Trece largos días sin más alimento que sal a puñados y agua
bajo el inclemente sol de una Managua invernal
castigada por diluvios crepusculares,
y, sin embargo, nunca estuvo tan alimentada
de manos saludándola
y ojos que le rendían sus ocultos sombreros.
La delgada mujer irradiando la estirpe
de cuando la vimos por primera vez en la fotos:
boina y pañuelo rojinegro al cuello
grácil el movimiento
-una bailarina de la liberación nacional
con los pies bien puestos sobre la tierra-
sus ojos sin sombra de duda
la voz bien asentada y proyectada
desde una garganta sin estorbos entre la conciencia y el corazón.
Ni la mitad de la vida, ni las canas
borran aquella imagen suya,
que marcó la historia nacional
con una presencia femenina tan ágil y fulminante
como la del más pendenciero,
el que se erigió en símbolo,
sólo para descender
por la escalerilla del avión
y quedarse estancado para siempre
en la sala de espera de la grandeza.
Dora María salió del recuerdo airosa y alzada en andas
sobre los brazos que de nuevo la reconocieron,
o sobre los que, sin haberla conocido,
le encontraron el parecido indiscutible
con la heroína aquella de los cantares de gesta
cuyos ecos verdaderos son como heridas viejas
que duelen cuando el corazón humedece;
esas líricas canciones prediciendo el claro porvenir
que aún da vueltas sin amarras por el cielo
como un amanecer a tientas.
Tuvo que salir ella a llamarlo al descampado
urgirlo a que se posara en el mero centro de nuestra ciudad
en la guerrilla de su hamaca maltrecha
en el candil de su hambre
a señalar el camino que hemos de andar de noche
para entrar a saco
al día de nuestra esperanza postergada.
Gioconda Belli
17 de Junio de 2008
Gioconda Belli es poeta y novelista nacida en Managua, Nicaragua. Participó, desde el año 1970 en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza, como miembro del Frente Sandinista. En 1978, obtuvo el Premio Casa de las Américas (Cuba) por su libro “Línea de Fuego. En 1988, publicó su primera novela “La Mujer Habitada” que obtuvo el Premio de la Fundación de Libreros, Bibliotecarios y Editores Alemanes y el Premio Anna Seghers de la Academia de Artes de Alemania, en 1989. En 2002 ganó el Premio Internacional de Poesía Generación del 27 por su poemario, “Mi íntima multitud”. En 2005, publicó “El Pergamino de la Seducción” (2005) su cuarta novela y en Ocubre de 2006, ganó el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla por su poemario “Fuego Soy Apartado y Espada Puesta Lejos”. En 2008, su novela “El Infinito en la Palma de la Mano” ganó el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral en España.
DEVOLVER AL REMITENTE
(CORREO DE MANAGUA, NICARAGUA)
(Javier Campos)
Para Pablo Salomone
Pablo, el guerrillero de Argentina, iba con su metralleta,
era una tarde de 1978 o 1979 en Managua,
hacia calor de mil demonios,
en un papelito tenia la dirección de su contacto.
Nada sabia de Managua, apenas un mapa, y aquel
papelito con la dirección de la comandante Gloria,
19 años, color del chocolate.
Mientras corría el joven argentino, agazapado entre árboles y casas,
seguía en el papelito la dirección:
“Al llegar a la esquina de el bar ‘Los Olvidados’,
siga 3 cuadras, cuidado con el portón
de Guillermo el poeta que puede descoyuntarlo si no lo ve,
siga por la derecha y pase tres casas amarillas con rejas,
camine sin hacer ruido por la reja donde hay tres árboles de mangos
y al frente verá una pared pintada de rojo y negro
hay agujeros de balas que hicieron los hijos de puta de Somoza,
en la esquina está la casa de su contacto,
en la ventana habrá un florero con una sola flor
debe silbar el bolero “Nosotros” por un buen rato.
Si el florero desaparece, toque la puerta tres veces”.
De eso hace ya muchos siglos. El mundo anda de otra manera.
Se derrumbó todo el campo socialista. Pablo no murió en aquella
guerra en 1979. Aún guarda aquel papelito de su contacto
con la comandante Gloria. Recién pasó por otra Managua
y buscó la misma dirección.
La dirección era la misma, excepto que en la pared pintada de rojo y negro,
con los mismos agujeros de la Guardia Nacional de Somoza,
había ahora un mural con una foto del mismo comandante Daniel Ortega,
de candidato a presidente, apoyado por el partido de Somoza.
El mismo partido de la dinastía de los Somoza
quien ordenó matar a aquella muchacha
mientras un guerrillero adolescente argentino
silbaba un bolero una tarde con un calor de mil demonios.
Javier Campos (Santiago de Chile). Ha publicado una novela y cuatro libros de poesía. Obtuvo el primer premio Letras de Oro en 1990 para escritores hispanoamericanos residentes en Estados Unidos. El año 1998 fue finalista en premio Casa de las Américas, Cuba, con su cuarto libro de poesía. En 2003 publica su libro de cuentos La mujer que se parecía a Sharon Stone, Editorial RIL, Chile, que obtiene Mención Honrosa en 2004 en el Premio Municipal de Literatura de Santiago de Chile por el mejor libro de cuentos publicado ese año. En 2005 gana a nivel nacional el Tercer premio con un libro inédito de poesía en español en el Concurso Chicano/Latino Writers, EE.UU. Ha sido invitado a todos los Festivales Internacionales de Poesía de Centro America (Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Costa Rica) Su reciente libro de poesía es El Poeta en llamas, editado por el VII Festival Internacional de Poesía de Costa Rica, mayo 2008. Actualmente es profesor de literatura latinoamericana en la Universidad jesuita de Fairfield, en Connecticut.
(CORREO DE MANAGUA, NICARAGUA)
(Javier Campos)
Para Pablo Salomone
Pablo, el guerrillero de Argentina, iba con su metralleta,
era una tarde de 1978 o 1979 en Managua,
hacia calor de mil demonios,
en un papelito tenia la dirección de su contacto.
Nada sabia de Managua, apenas un mapa, y aquel
papelito con la dirección de la comandante Gloria,
19 años, color del chocolate.
Mientras corría el joven argentino, agazapado entre árboles y casas,
seguía en el papelito la dirección:
“Al llegar a la esquina de el bar ‘Los Olvidados’,
siga 3 cuadras, cuidado con el portón
de Guillermo el poeta que puede descoyuntarlo si no lo ve,
siga por la derecha y pase tres casas amarillas con rejas,
camine sin hacer ruido por la reja donde hay tres árboles de mangos
y al frente verá una pared pintada de rojo y negro
hay agujeros de balas que hicieron los hijos de puta de Somoza,
en la esquina está la casa de su contacto,
en la ventana habrá un florero con una sola flor
debe silbar el bolero “Nosotros” por un buen rato.
Si el florero desaparece, toque la puerta tres veces”.
De eso hace ya muchos siglos. El mundo anda de otra manera.
Se derrumbó todo el campo socialista. Pablo no murió en aquella
guerra en 1979. Aún guarda aquel papelito de su contacto
con la comandante Gloria. Recién pasó por otra Managua
y buscó la misma dirección.
La dirección era la misma, excepto que en la pared pintada de rojo y negro,
con los mismos agujeros de la Guardia Nacional de Somoza,
había ahora un mural con una foto del mismo comandante Daniel Ortega,
de candidato a presidente, apoyado por el partido de Somoza.
El mismo partido de la dinastía de los Somoza
quien ordenó matar a aquella muchacha
mientras un guerrillero adolescente argentino
silbaba un bolero una tarde con un calor de mil demonios.
Javier Campos (Santiago de Chile). Ha publicado una novela y cuatro libros de poesía. Obtuvo el primer premio Letras de Oro en 1990 para escritores hispanoamericanos residentes en Estados Unidos. El año 1998 fue finalista en premio Casa de las Américas, Cuba, con su cuarto libro de poesía. En 2003 publica su libro de cuentos La mujer que se parecía a Sharon Stone, Editorial RIL, Chile, que obtiene Mención Honrosa en 2004 en el Premio Municipal de Literatura de Santiago de Chile por el mejor libro de cuentos publicado ese año. En 2005 gana a nivel nacional el Tercer premio con un libro inédito de poesía en español en el Concurso Chicano/Latino Writers, EE.UU. Ha sido invitado a todos los Festivales Internacionales de Poesía de Centro America (Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Costa Rica) Su reciente libro de poesía es El Poeta en llamas, editado por el VII Festival Internacional de Poesía de Costa Rica, mayo 2008. Actualmente es profesor de literatura latinoamericana en la Universidad jesuita de Fairfield, en Connecticut.
MANAGUA, PLAZA DE LA REVOLUCIÓN
(Daniel Rodríguez Moya)
Qué suerte la tuya de estar muerto Carlos Fonseca
Gioconda Belli
Para Blanca Castellón
Se mira bello el cielo esta tarde de julio.
No amenazan las nubes, nos respeta la lluvia.
La vieja catedral en pie como un milagro
ya no sirve de fondo para los noticieros:
nadie lanza consignas, nadie eleva banderas.
Los hombres que descansan bajo los chilamates,
los niños que se acercan para pedir monedas.
El calor y los buses amarillos,
el vendedor de fresco en la parada,
los taxis sempiternos con paciencia de siglos.
Managua sin canciones,
sin himnos que ya son
vencidas partituras de la historia.
Pasa un carro a lo lejos y un parlante recuerda
una gran bacanal de aniversario.
Es mejor el silencio que los sueños que un día
parecían posibles.
Las palabras que pierden el calor y la vida
no sirven esta tarde.
Digo revolución y me respondes:
No fue más que un destello,
una noche de fuego, tantos años de humo.
(Daniel Rodríguez Moya)
Qué suerte la tuya de estar muerto Carlos Fonseca
Gioconda Belli
Para Blanca Castellón
Se mira bello el cielo esta tarde de julio.
No amenazan las nubes, nos respeta la lluvia.
La vieja catedral en pie como un milagro
ya no sirve de fondo para los noticieros:
nadie lanza consignas, nadie eleva banderas.
Los hombres que descansan bajo los chilamates,
los niños que se acercan para pedir monedas.
El calor y los buses amarillos,
el vendedor de fresco en la parada,
los taxis sempiternos con paciencia de siglos.
Managua sin canciones,
sin himnos que ya son
vencidas partituras de la historia.
Pasa un carro a lo lejos y un parlante recuerda
una gran bacanal de aniversario.
Es mejor el silencio que los sueños que un día
parecían posibles.
Las palabras que pierden el calor y la vida
no sirven esta tarde.
Digo revolución y me respondes:
No fue más que un destello,
una noche de fuego, tantos años de humo.
Daniel Rodríguez Moya nació en Granada, España, en 1976. Es licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Granada (UGR). En 2001 obtuvo el Premio Federico García Lorca de Poesía, convocado por la UGR, con el libro 'Oficina de sujetos perdidos'. Además, ha publicado 'El nuevo ahora', en la editorial Cuadernos del Vigía. Con su último libro, 'Cambio de planes', obtuvo en 2007 el VI Premio Vicente Núñez en Córdoba. Desde 2004 codirige, junto a Fernando Valverde, el Festival Internacional de Poesía de Granada. Ha publicado Días idénticos a nubes (Poesía), Oficina de sujetos (Poesía), Cambio de planes (Poesía) La verdad revelada (Poesía). Temporada de lluvias (Poesía), Jet lag (Poesía) y Un autor en busca de personajes (Teatro).
13 VERSOS EN BLANCO Y NEGRO
(Daniel Ulloa)
En 1979
en Nicaragua los jóvenes
soltaron un puñado de pájaros
pero olvidaron
soltar con ellos
tambien sus sombras
ahora resulta que hay un montón
de sombras sin pájaros
amedrentando a la gente
en la oscurana de la noche
y en los 2 de noviembre de todos los años
de estos años arduos y hostiles
que con una nueva dictadura nos acechan.
Köln-Alemania 20 de Junio 2008
Daniel Ulloa: (Nicaragua, 1973). En el 2001 publicó un poemario que lleva por título “In púribus”. Dirige actualmente la revista “Tarantella literaria”, de Matagalpa. Sus poemas se han publicado en “La Prensa Literaria”. Es colaborador activo de “Horizonte de Palabras”. Su poesía aparece reunida en “Cruce de Poesía” bajo el sello editorial 400 elefantes. También fue publicado en la Antología que lleva por título “Poetas, pequeños Dioses” bajo el sello Leteo Ediciones. En el año 2008 fue invitado a participar en el IV Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua. Actualmente reside en Alemania.
2 comentarios:
Podemos lograr más con nuestras palabras que con un ejército. Golpe a golpe, verso a verso como dijo Machado. Adelante, muchos estamos con ustedes desde diferentes trincheras
En mi blog he publicado mis impresiones personales, desde España, sobre la escritora nicaragüense Gioconda Belli, a la que citas allí. Quería reflejar mi particular visión sobre su personalidad, su obra y su compromiso político y social. Por si os apetece echarlo un vistazo está en: http://carlosjaviergalan.blogspot.com/2008/10/gioconda-belli_19.html . Un saludo.
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